Un rincón de la Casa de las Palabras

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27 nov 2013

Carta de un náufrago

Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.


Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.

El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.

Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podré mandarte este mensaje.

Ana Merino
 

1 nov 2013

Vendrá de noche

Vendrá de noche cuando todo duerma,
vendrá de noche cuando el alma enferma
           se emboce en vida,
vendrá de noche con su paso quedo,
vendrá de noche y posará su dedo
           sobre la herida.
Vendrá de noche y su fugaz vislumbre
volverá lumbre la fatal quejumbre;
           vendrá de noche
con su rosario, soltará las perlas
del negro sol que da ceguera verlas,
           ¡todo un derroche!
Vendrá de noche, noche nuestra madre,
cuando a lo lejos el recuerdo ladre
           perdido agüero;
vendrá de noche; apagará su paso
mortal ladrido y dejará al ocaso
           largo agujero...
¿Vendrá una noche recojida y vasta?
¿Vendrá una noche maternal y casta
           de luna llena?
Vendrá viniendo con venir eterno;
vendrá una noche del postrer invierno...
           noche serena...
Vendrá como se fue, como se ha ido
   suena a lo lejos el fatal ladrido   ,
           vendrá a la cita;
será de noche mas que sea aurora,
vendrá a su hora, cuando el aire llora,
           llora y medita...
Vendrá de noche, en una noche clara,
noche de luna que al dolor ampara,
           noche desnuda,
vendrá... venir es porvenir... pasado
que pasa y queda y que se queda al lado
           y nunca muda....
Vendrá de noche, cuando el tiempo aguarda,
cuando la tarde en las tinieblas tarda
           y espera al día,
vendrá de noche, en una noche pura,
cuando del sol la sangre se depura,
           del mediodía.
Noche ha de hacerse en cuanto venga y llegue,
y el corazón rendido se le entregue,
           noche serena,
de noche ha de venir... ¿él, ella o ello?
De noche ha de sellar su negro sello,
           noche sin pena.
Vendrá la noche, la que da la vida,
y en que la noche al fin el alma olvida,
           traerá la cura;
vendrá la noche que lo cubre todo
y espeja al cielo en el luciente lodo
           que lo depura.
Vendrá de noche, sí, vendrá de noche,
su negro sello servirá de broche
           que cierra el alma;
vendrá de noche sin hacer ruido,
se apagará a lo lejos el ladrido,
           vendrá la calma...
           vendrá la noche...
Miguel de Unamuno