interrogando a cada mundo del firmamento;
está cansado ya mi pobre pensamiento
de proponer enigmas a la inmutable Esfinge...
¡A qué pensar, a qué lanzar nuestro reproche
a lo Desconocido!
¡Comamos y bebamos!
Quizá es preferible que nunca comprendamos
el enorme secreto que palpita en la noche.
Amado Nervo