Un rincón de la Casa de las Palabras

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12 may 2012

Puentedeume (tarde)

En este pequeño puerto
hay una sombra antigua
y dos lanchones podridos.
Hay un agua verde y negra
que cubre en parte
los peldaños de granito
donde estoy sentado.

Es pleamar...
La lucha del mar y el río
ha cesado.
La tarde, el río, el mar, el pueblo,
todo esto en esta hora
se funde lentamente, sin ruidos.

Una pequeña lancha,
blanca como un pie desnudo,
camina hacia el mar abierto.
La hora, la tarde, el cielo
suavemente la empujan.
Ella no sabe que es
un acontecimiento.

Pues todo, todo,
parece estar pendiente de su huida:
este oro en reposo,
este sueño de la tarde
la contemplan dichosos.

Camina, camina
sobre bruñida plata.
(¿Quién puede pensar ahora
que los verdes náufragos
la contemplan desde el fondo?).
Allá en la lejanía te esperan
una apoteosis de nácares,
de amarillos,
de azules...
Allí, donde Dios parece
tener su trono.
Luis Pimentel